Seguidamente trabajamos sobre el primer tonel que aparece casi completo. Nuevamente vemos que la principal diferencia de tono se da entre el hierro y la madera. Comenzamos otra vez con los aros, pero tenemos que dar la sensación de brillo sobre el metal. Para ello, necesitamos una transición suave entre la zona oscura y clara del hierro. Se consigue de dos maneras:

  1. Si pirograbamos desde la zona clara hacia la oscura, quemamos con la misma intensidad que la zona clara o un poco superior, y el tono más oscuro lo vamos logrando al pasar con suavidad varias veces por la misma zona hasta lograr el tono adecuado: cada vez que la punta repase lo quemado, lo oscurecerá muy poco más. Donde necesitemos un tono un poco más fuerte, pasaremos más veces la punta, pero no aumentaremos la intensidad del transformador porque entonces probablemente quemaremos demasiado.
  2. Si pirograbamos desde la zona oscura hacia la clara, bajamos un poco la intensidad del transformador y, con la punta menos caliente, quemamos suavemente desde la zona oscura hacia la clara, pasando más veces la punta por donde necesitemos tonos más oscuros. Poco a poco van apareciendo los tonos medios sin cambios bruscos. Es el procedimiento más seguro porque evitamos el riesgo de quemar demasiado.

Ahora pasamos a la madera del tonel: Primero quemamos la madera buscando el tono más claro de la imagen, y luego oscurecemos la zona inferior poco a poco hasta lograr el volumen deseado.